Todo pasaba de forma imprevista y sin haberlo pensado... por una absurda suma de coincidencias, un ridículo giro de los que a veces da la vida, a traición y sin avisar, ...el caso es que ahí estaba yo: al pie de un autobús despidiendo a mi hija .Aunque ya en ese momento estaba segura de que es así como deben ser las cosas, ... a pesar de la certeza absoluta de que ella debía ir detrás de sus sueños sin dudarlo... la tristeza se me derramaba en forma de lágrimas sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
¡¡Cuanto miedo...!! ¿...y si le pasa algo? ... ya no podré estar cerca cada día si me necesita, no podré leer en su cara si le ronda alguna tristeza para abrazarla, llenarla de besos y decirle lo especial que es...¿¿será demasiado difícil y duro para ella , lejos de nosotros, sola , estudiando??... ¿¿¿...y si ya no me necesita más... y si nos olvida... ???
Se que todas las madres que han pasado por esto pueden entenderlo...
Puede parecer irracional, absurdo, desproporcionado... pero es real, y es así como lo viví...como un sentimiento de pérdida, una amputación directa al corazón... una parte muy íntima de ti que se desprende y toma rumbo independiente... un punto a partir del cual sabes que ya nada volverá a ser como antes...
Tres años y medio, y muchas despedidas idas y venidas después, he calmado la impaciencia del corazón que sentí en aquel momento . Ella es toda una mujer extraordinaria en quien confío plenamente y que me ha enseñado muchas cosas. Ahora tengo la seguridad de que no importa cuanto tiempo o kilómetros de distancia separen a una madre de su hijo... siempre habrá entre ambos una conexión directa, invisible e infinita imposible de romper.
Así es que mientras aprendía esto...mientras calmaba la ansiedad y me iba acostumbrando a esta nueva situación , sentí la necesidad de enviarle un mensaje físico, sólido y permanente de cariño y de apoyo... y lo hice en forma de cómoda...Con ella puede sentirnos cerca, a su lado, y (aunque ella ya lo sabe...) leer cuánto la amamos siempre que quiera.
...Unos botes de pintura, algunas fotos nuestras, y pasión...a mi me gustó mucho el resultado, y se que a ella también.
Es increíble... la fuerza del cariño puede conseguir cosas extraordinarias... mover montañas, diluir distancias... incluso puede transformar una simple cómoda de Ikea en un mensaje de amor...
Estoy enlazando este post al carrusel de blogs las cosas ricas de Gaby
Preciosa reflexión, Eva!!
ResponderEliminarEs un detalle precioso!! Seguro que le hace mucha ilusión teneros de compañía. He vivido muchos años fuera y me hubiera encantado :-)
ResponderEliminarBesitos!
Gracias Olga. ¡Bienvenida, al blog! Me alegra mucho que te guste :)
EliminarQue bonito!!! las lagrimas se me han saltado.....mi niña pequeña....ya se ha echo toda una mujercita!!! la cómoda es preciosa, tanto como el sentimiento con el que se ha echo. Besos a la madre y a la hija.
ResponderEliminarGracias Carmen :) ¡qué grande eres! :) :) Besos para ti también
EliminarPrecioso, como tu :)) Y si, ME ENCANTA!
ResponderEliminarSoy Carla :)
Eliminar¡¡ Qué alegría hija !! :)) Gracias por escribir aquí...Ahora si que esta entrada es perfecta. :)) Te quiero
EliminarMe he emocionado. Mereció la pena hacer la cómoda, verdad?
EliminarUn besote para las dos